¿Qué hace que una historia de marca verdaderamente trascienda y se adapte a nuestras propias historias de vida? ¿Cómo las vivencias evidencian generaciones narrativas capaces de mostrarnos los lados más cautivantes de las marcas?
Las comunicaciones actuales enfatizadas en el querer y en los vínculos emocionales muestran sustentos claros sobre la importancia de incluir a los afectos en las narrativas de branding.
Definitivamente, detrás de cada marca hay toda una historia de vida vinculada con contenidos relevantes que van del lado de la interacción, la participación y la generación de valores estratégicos claves.
La humanización de marcas, desde su lanzamiento hasta el logro de la tan ansiada fidelidad atraviesa una secuencia narrativa donde el contar será el pilar inicial de los relatos. Este contar se basa en un contenido capaz de generar conversaciones efectivas entre la marca y el usuario. Los diálogos son necesarios, pues las historias serán más enriquecedoras en la medida que los públicos aporten con sus propias experiencias y opiniones, consagrando así las posibilidades de interacción.
Por otro lado, el contar deberá ser el aliado de un storytelling significativo y memorable. Lo que se decida contar de la marca designará la pauta de su pregnancia narrativa. Las historias están plasmadas de momentos, contextos, personajes, acciones, interrelaciones y contenidos potentes. El usuario será capaz de asignarle un valor a la historia narrada de modo que será vital la difusión de experiencias intangibles y totalmente alentadoras.
Los contenidos narrativos son capaces de resistir el paso del tiempo y explayarse de manera natural en cada una de las historias de vida.
El fin primordial del storytelling será entonces la vinculación efectiva entre públicos y marcas, a través de secuencias narrativas que no sólo se queden en el capturar, sino que trasciendan hasta un verdadero y memorable cautivar. El cumplimiento de esta definición abrirá el camino hacia el querer. Hacer que las marcas sean queridas y valoradas, siguiendo un proceso de humanización, mostrará un branding capaz de introducir a la amistad como valor. Las vinculaciones basadas en el cautivar abren camino al denominado friendly marketing, donde la generación de amistad será el centro de la operación narrativa. Una vez que se ubique las consignas de una marca amiga, se podrá hablar de la instauración de un nivel de confianza importante.
La posibilidad de confiar abrirá el camino hacia la aceptación e inserción natural de la marca. La confianza facilitará la convivencia entre marcas y públicos, donde sin duda ambas historias se habrán integrado.
Los vínculos se mantendrán mientras se den las condiciones óptimas para que la fidelización de marca se concrete y lidere las nuevas conversaciones. Una vez que las relaciones sean establecidas, las diversas acciones, tanto por parte de la marca como del usuario, condicionarán un determinado actuar. Este término responde a las acciones que se pueden generar. El actuar puede mostrarse a través de una aceptación o un rechazo, o de la posibilidad de compartir y/o divulgar experiencias, ya sean a favor o en contra de la marca.
Establecer claramente los pasos de esta secuencia narrativa define un camino hacia el logro de un friendly marketing más humano, capaz de integrarse a la historia de vida de los públicos y fortalecer la generación de conceptos potentes que engrandezcan y establezcan experiencias donde el cautivar sea el verdadero líder.
Por Beatriz Donayre Guerrero / Marketera Invitada Aniversario
@beatrizdonayre
Licenciada de Publicidad por la Pontificia Universidad Católica del Perú y Master en Comercialización y Comunicación Publicitaria por la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina. Trabajé en agencias atl, btl, PR y digitales, tanto en Lima como en Buenos Aires. Vivo entre ambas ciudades y comparto la vida profesional con la experiencia docente. Dicto las materias de branding digital, marketing y visual merchandising.